Este es un misterio bastante tenebroso, que me preocupa sobremanera. Un día, me tome una y heineken y gluppp, la chocolatina de mi abdomen había pasado a ser una nube rosadita, blandita y esponjosa. Os juro que fue al instante y ha sido algo irreversible, he conseguido reducirla muchas veces, pero siempre queda un residuo de ella que poco a poco vuelve a regenerarse y gluppp, ahí está, como las caras de Belmez. Creo que este es un caso para Iker Jimenez y «Cuarto Milenio». No se si habrá más como yo.
Deja un comentario