Un día te besé, me atreví y me di cuenta de lo cobarde que había sido por no haberte besado el día anterior ¡que tiempo perdido!. Otro día se me escapo un te quiero, él solo broto de mis labios, porque ese aire ya estaba cansado de no poder tomar la forma deseada en mis cuerdas vocales, vetado por mi miedo a equivocarme; nuevamente fui cobarde. Pero amor, disculpa ese miedo que me embarga, que no es mas que celo de guardarte y no perderte, temor a errar y hacerte daño. Si, soy inseguro hasta que estoy seguro, soy cobarde hasta que soy valiente, y actúo con el alma, no pienses en que me costo hacerlo y tardé en ello, piensa en que lo hice.
Una vez más, me dejas sin palabras.
Me llego al corazon, fuerte pero verdadero.
Verdadero, y, sobre todo verídico. Desde entonces nunca he vuelto a dudar en darle un beso. Gracias por tú comentario.
sincero y del alma
acabo de vivir una experiencia paresida
jaja
y me sorprende leerla y encontrarla tan sierta